viernes, 11 de noviembre de 2011

El difícil arte de hacer (buenas) preguntas en el aula

El mes pasado asistí al Encuentro Internacional Educared 2011, una fantástica iniciativa auspiciada por Telefónica para poder conocer experiencias, tendencias, y reflexiones sobre el mundo de la educación y las nuevas tecnologías. Allí presentamos nuestro proyecto de investigación sobre tecnologías en la nube aplicadas a la escuela rural, que tuvo la fortuna de ser uno de las iniciativas premiadas este año. (Aquí podéis ver la presentación).

De esos tres días tengo varias cosas que me gustaron mucho, pero la principal, que no fue una sorpresa porque conocía un poco el trabajo previo del ponente, fue la exposición del Dr. Sugata Mitra, físico, inventor vocacional (con 25 patentes), investigador sobre redes neuronales, y profesor de tecnología educativa en la universidad de Newcastle.

En el año 1999, realizó un experimento en una barrio deprimido en Delhi, en su India natal, "incrustando" una pantalla de ordenador, un ratón y teclado en una pared pública a la altura de los niños, (un poco al estilo de un cajero automático) y permitiendo que lo utilizasen libremente.  Pidió a un colega que pusiese una cámara de vídeo a grabar qué ocurría en ese punto, y pudo observar cómo, los niños, poco a poco, se aproximaban para explorar, y en breve, se enseñaban unos a otros sus pequeños o grandes descubrimientos utilizando ese ordenador. Al final había un grupo de varios niños comentando y explorando en grupo...aprendiendo, utilizando una herramienta de la que desconocían todo (hasta el idioma), sin un tutor o una planificación de actividad. Ese experimento inicial lo llamó "Hole in the Wall". Dicha experiencia la ha replicado en diferentes ámbitos y continentes, y fue la base de lo que denomina "educación mínimamente invasiva". Sus experimentos no se han limitado a entornos desfavorecidos rurales, sino que también los ha llevado a escuelas en Europa, Latinoamérica y otras partes del mundo. Su tesis principal es que los niños pueden aprender en grupo y son capaces de organizarse de forma autónoma si cuentan con retos motivadores, maestros / tutores comprensivos y un un ordenador con Internet que les permitan descubrir lo que quieren aprender.

¿Es entonces innecesaria la labor del profesor? La opinión de Mitra es que "si un profesor puede ser sustituido por un ordenador, entonces que lo sea", lo que puede sonar algo excesivo, pero no lo es tanto.  Es necesario que el profesor no sea un mero emisor de información (para eso está Google), y plantea un rol del docente mucho más cercano al antiguo método socrático. Que el profesor sea el que plantea los retos (o "grandes preguntas") a los alumnos, actuando como tutor, inspirador, mediador, que les ayude en el análisis de los resultados... pero que deje espacio para que sean los alumnos los que se organicen y puedan resolverlos. Y, en ese proceso, suceda el aprendizaje.  Es la base de su teoría de las SOLE (Self Organized Learning Environments, entornos auto-organizados de aprendizaje).
Mucho mejor oirlo en sus propias palabras, en esta entrevista en Montevideo el pasado junio, en español e inglés, con sus subtítulos en español.


Una de las cosas que me llama la atención es la defensa que hace de la utilización colectiva del ordenador para fomentar el aprendizaje en grupo, lo que contrasta con las iniciativas de "un ordenador por niño" que están tan extendidas. Yo comparto esa impresión. Mis mejores recuerdos de aprendizaje o de descubrimientos con el ordenador los tengo, de cuando, hace ya muchos años, compartíamos mi hermano y yo el ordenador de mi padre, y nos enfrentábamos juntos (a descubrir ese universo "naciente" de la web, a un juego...a lo que fuera). Era mucho más divertido hacerlo juntos que estar yo sola frente a la máquina, sin duda. Creo que puede haber tareas que el niño desarrolle "solo", lo mismo que hace una redacción en su papel, ahora con un ordenador. Pero en la escuela, el hecho de tener que compartir ese medio, de dialogar, de utilizarlo como un recurso común, con la enorme potencialidad que tiene,  dentro de un proceso de aprendizaje en grupo es muy recomendable. En el proyecto Rural School & Cloud Computing hemos podido percibir algo similar, creo que más de forma "indirecta", quizá no tanto por una planificación intencionada, sino circunstancial. En cada aula de una escuela rural existen 2 o 3 ordenadores para un número entre 6-10 niños de entre 3 a 7 años. Compartir es algo necesario, pero además, sólo hay que observar cómo se agrupan varios alrededor de una pantalla con la actividad a trabajar, señalando, ayudándose, comentando (a veces enfandándose) pero siempre enseñándose entre ellos.

Escuchar a Sugata Mitra es una delicia, porque, aparte de que sus propuestas son muy interesantes, es un orador que engancha, su discurso es brillante y lleno de humanidad. La charla que nos dio en Educared está aquí (en inglés). Está apoyada por la presentación multimedia, con bastantes datos de sus diferentes experiencias desde ese primer "hole in the wall". También es el autor de un blog muy recomendable: "Barefoot in the Head" en el que reflexiona sobre la educación, las oportunidades de los niños en zonas desfavorecidas del planeta, la compleja sociedad en la India...


(imágenes tomadas de la web de las Jornadas de Educared, y de la del proyecto Hole in the Wall)

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